EL CATACLISMO ALETARGADO: LA CAÍDA DE OCCIDENTE

EL DESPERTAR DE ORIENTE: PRIMERA PARTE

El antecedente palíndromo hipnagógico del quórum internacional

La caída del orden liberal, el avance del comunismo.



INTRODUCCIÓN: LA  IMPRECACIÓN MANDRIA



La pesadilla ha comenzado, los infiernos han regresado. La guerra ha estallado y la maldad ha triunfado.


Puede que muy poeta haya sonado este empiece, pero lo cierto es que el tema que vamos ha tratar hoy sin ditirambos ni regatonerías, será tan extenso que con un solo día no será suficiente para calcinarlo en su iridiscente y efervescente pareidolia. Esta acaparada cuestión será cuanto menos lacónica en el sentido estricto de su gravísima y ontológica importancia que por malditas conjuraciones nefandas se han desencadenado erosivamente en nuestra afamada sociedad.


El vituperado monolito de llamas carmesíes, demoledoras e irascibles es el neófito orate que hoy nos narra la historia de un occiso final trascendentalmente superior, glorioso y de ósculo de nirvana, acompañado de un truculento, estremecedor, siniestro e intimidante comienzo de la consagración oscurantista a un clero que en limerencia a los tiempos de la democracia, este último fue libido y antípoda siendo totalmente volatilizado del círculo democrático y liberal, tras la terrible jícara que la fatalidad del autoritarismo, la estatalización y el asedio de la contumeliosa maquinación, atacaron a los principios inalienables e inajenables del ser humano que los definen como personas de derecho al servicio de su deber y no como sujetos de derecho al servicio de fatídica e irrefragable voluntad estatal de unos insípidos tiranos dictatoriales. 


La guerra es el dolor, el sufrimiento de los más allegados, de nuestros seres queridos y las personas que más se nos atrincheran en las suaves parcelas de nuestro corazón, empero esta vez como punzantes estacas y púnicas yagas que ensangrentadas rotularan la deprimentica, renegrida del vacío de nuestras almas sin cobijo, regazo ni refugio; sin favor, protección y amor del hermano predilecto que muchas veces no observamos ni prestamos, pero que siempre permanece a nuestro lado



UCRANIA: LA NACIÓN DELA ETERNA DISPUTA



Huelga decir que Ucrania es un país muy añejo al igual que luengo en toda consigna o asignatura que resalte la belicosidad de las guerras marchitadas de las viejas marcas rusas y norteamericanas. Efectivamente es el máximo exponente por antonomasia opípara de la vivacidad flagrante, fulgente y rebelada de la inspiración revisionista de la arenga encarecida de los viejos comunistas rusos que con tanto pudor construyeron la blandicia del Imperio Ruso Comunista o conocido mejormente por la nomenclatura completa de URSS "unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas" y la explanada desplegada de tropas liberalizadoras de la providencia de grandes y venerados (por unos más que otros) líderes estadounidenses, que bajo la razón de consistencia de sentir hacer lo correcto, regentaron dichas operaciones sanguinarias para deponer las ansias sedientas de sangre que los rusos efímeros del comunismo martilleado y el corte soez de la hoz decapitadora parecía alentar ofuscada y tentativamente a la provocativa de guerra de los Estados Unidos.


Es cierto que hubo incontables conflictos que en este post no trataremos con énfasis diferenciado, pues como ya hemos ido advirtiendo esta solamente constituiría la primera de las muchas partes que en el devenir del tiempo iré argumentando más concretamente según las necesidades demandadas en las plegarias del paraje que el sentido guarece. No está bien acuartelado el bagaje que las dos naciones más importantes hoy en día y quizá de la historia contemporánea, EEUU y Rusia, poseen del carisma y el raigambre que les forma parte tras décadas de desarrollismo imperial, industrial, cultural y artificial desparramando fraudulentamente las características tan magníficas que ambos comparten en momentos históricos muy trágicos que podrían haberse solucionado de maneras mucho más significativas, gratas o gratificantes. 


Per se, se aprecia que tanto EEUU como Rusia siempre han compartido diferencias endogámicas en la política ideológica que por sus propios intereses y aspiraciones nacionalistas (en caso de los americanos, nacionalsindicalistas en ciertos enclaves de acción estratégica), lo cual ha diezmado desfiguradamente el tejido universal que concurre en el impacto sociológico generalizado de los Estados, viéndose obligados a reconfiguras y codificar lo que cada uno de ellos considera incorrecto o no de una etapa de la historia a otra destruyendo por medio de la extorsión desorbitada y el hundimiento de la cultura, el progreso humano, liberal e individualista logrado o conformado hasta ese dichoso instante o momento por un bando o facción geográfico determinado.


En suma, hay una insulsa presunción que atestigua con precognición desde los tiempos de otrora, unas digresiones que egresadas de ser maravillosamente positivas, entre presidentes han podido mantener relaciones más saludables y constructivas como Ronald Reagan con su esencialismo y Mijaíl Gorbachov con su perspectivismo.


El presente pues, solo nos depara una cuestión que será la que se enuncie en el siguiente cuento sobre el futuro:




ESTADOS UNIDOS VS RUSIA: LA VITANDA Y EXACRABLE DIPLOMACIA



Las negociaciones establecidas por ambos presidentes han sido cuanto menos deleznables, por no decir que los concejos que se han celebrado no han tenido nunca una iniciativa pacifista de ser solucionados.


Todos conocemos que Rusia ha tenido siempre una fuerte y arrostrada presión sobre Ucrania, llegando al punto álgido en 2014 tras el implosionado estallido de una supuesta célula independentista _ terrorista que afrentaba al estado civil ruso a sancionar y  castigar perentoriamente a los ucranianos en vías de ejercer una postura polivalente de perentorios opúsculos dañinos contra su régimen. Dicha represión se vió agraviada por la exaltación del actual presidente del gobierno estadounidense e hipotéticamente la persona más poderosa actualmente, en vez de ofertar un diálogo democrático y liberal como el que todas las democracias liberales ofrecen siendo este mismo el presidente de las mismas, prefirió enviar a sus fuerzas armadas a inaugurar una tensión mucho más delimitadora que la que Putin había tripulado durante todos estos años. Joe Biden en vez de responder a las ayudas separatistas de Ucrania con una medidas unificadora y anexionadora en juicios de la razón y la prudencia que en salutación y esbozo del orden internacional liberal vigente dictamina, él directamente los castiga con el empleo interregno y pedigüeño de un enriquecimiento con tropas para asesinar y acribillar rusos sin piedad, moralidad y ética algunas.


Tal fue el efecto, que el cónclave de Putin se ofreció a negociar alguna que otra vez con el presidente Biden, con la premisa esperanzadora y no vana de evitar una guerra infructuosa para la soberanía de las naciones, el poco respeto que Rusia les tenía a los derechos de los ucranianos tanto pro rusos como pro independentistas, y no poner a colación con moralina el perjudicial recorrido que una contienda de este estilo acarrearía para ambas naciones y en suma, el componente mundial. 


Hay que tener muy en cuenta en estas aseveradas deliberaciones, que Rusia cuenta con el monopolio energético y económico con la cuenta de sus aliados comunistas (dictaduras y narco dictaduras como China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela...) que siempre mostraría en las prefectas y quiméricas oleadas de batallada confrontación, su mayor apoyo de asiduidad y galeradas militares en las milicias que Putin decidiese emprender, mientras que Estados Unidos está prácticamente solo, de no ser por el subordinado y servil Estado Europeo que nunca sería "desleal" a los maestros arquitectónicos y edificantes de sus gobiernos o democracias de la libertad. 


De esta forma, el poder adquisitivo Europeo más las continuas pérdidas económicas de EEUU son insuficientes para amortiguar o amenizar el impacto social y económico abrupto que los rusos causarían tanto con una subida de precios generalizado (también por parte de los chinos a largo plazo, que ya empezó hace mucho y pronto se acrecentará notablemente) que ya ha afectado míseramente a España, como con un proteccionismo radical por su parte en la práctica socialista de sus políticas, desabasteciéndonos de los suministros electrónicos y garantes de el cumplimiento de necesidades indispensables a día de hoy como son el mantenimiento de los electrodomésticos o fueros de energías eléctricas y/o gas natural.


Ante estos hechos Biden se negó y fue cuando al cabo de unas longevas semanas cuando el admirable Emmanuel Macron acogió la iniciativa de entablar relaciones prósperas con Vladímir Vladímirovich Putin para atemperar o atenuar las tensiones ya judicantes de una guerra de hiel irremediable. A posteriori de estas negociaciones, los intentos de Macron podrían parecer vanos pero a partir de unos días, Putin acató la propuesta y Biden accedió a la entrevista de forma tal que se reunieron anonadadamente los dos presidentes antes de la galena llegada de la pantagruélica guerra.




Tan inútiles e ineficaces fueron que empeoraron mucho la situación, llevando a Putina iniciar un ataque hoy con varias bombas nucleares ante un supuesto envío de auxilio a una llamada de rescate que las Repúblicas Populares de Donbás enviaron en protesta a los abusos inconmensurables que calificaron de  genocidio sufrido durante ocho años.


Es lamentable y patético que el mayor figurante y representante de la paz, la libertad y la justicia a nivel mundial, nuestro querido y en memoria, tan deseado Joe Biden tras su investidura como presidente tras un escaso año de mandato ha batido un récord histórico en provocar una guerra contra su acérrima némesis potencial y que esta última no haya sido tan inteligente como para ofrecerse aunque sea una vez más a llegar a un pacto de acuerdo económico, territorial o simplemente no se llegue a un acuerdo para liberar a un pueblo injustamente oprimido por Rusia durante más de 100 años por su codiciosa y devastadora sed comunista de expansión imperialista que no imperial (la expansión imperial no somete a los pueblos, conquista sus territorios y les permite cohabitar con su sistema tradicional, bajo unos preceptos generales que el Imperio cumple en su generalidad).


Finalmente lo único que me quedaría por comentar al respecto de lo ya introducido en estos párrafos y apócrifos ensayísticos, son mis más sinceras bienaventuranzas para el desenvolvimiento fructífero de este drama mundial que ha visto sentencia en las tierras europeas y exclamar que aunque las negligencias de ambos dirigentes hoy nos repercutan, los intereses económicos de ambos son tan altos que el conflicto no podrá extenderse muy prolongadamente.



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